Pablo y Guillermo comparten una historia forjada entre fogones. Se conocieron en la Escuela de Hostelería de la Taberna del Alabardero, donde iniciaron su formación gastronómica. Desde entonces, sus caminos los llevaron a viajar y aprender en distintos restaurantes, perfeccionando su técnica y ampliando su visión culinaria.

Cuando Pablo tomó el traspaso del local donde hoy se encuentra Desacato, Guillermo fue la primera persona a quien se lo enseñó. Mientras Pablo daba forma a su nuevo proyecto, Guillermo trabajaba en Cañabota, hasta que, tiempo después, sus trayectorias volvieron a unirse en las cocinas de Desacato. Hoy, tras casi dos años trabajando juntos, han convertido este espacio en un reflejo de su pasión por la cocina y el producto de calidad.